En Valladolid a 18-03-2025
Querido amigo: Justo un mes después de escribirte el
poema que recibiste en mano, te has ido.
Han sido muchos meses de sufrimiento atroz, que
siempre con una sonrisa aguantabas sin apenas quejas, sabiendo que tus días
estaban contados y tratando de exprimir cada segundo de tus horas de vida
cuando el dolor no se hacía tan insoportable que apenas podías respirar.
Sabías la verdad de tu mal desde el primer momento,
y aún así, nunca perdiste la esperanza, no ya de sobrevivir, sabías que no;
pero si de aferrarte a la vida que tenías mientras pudieran tus fuerzas.
¡¡Qué valiente amigo!! ¡¡Qué animoso!! Siempre estuviste
rodeado de tu familia, como una piña a tu lado para reconfortarte y ayudarte,
cuando el dolor sólo te permitía apenas respirar.
Has llevado una lucha cuerpo a cuerpo y plantando
cara a esa enfermedad maldita, que hoy te llevó a la muerte.
Querido Antolín, nuestro inolvidable Pérez. Ahora
que sabes lo que hay después, podrás reunirte con todos los amigos y seres
queridos que partieron antes que tú y hoy te recibirán con los brazos abiertos.
Brazos que hoy dejas vacíos en tu mujer, tus hijas, nietos, yernos…
Desde hoy entre los nubarrones de tormenta, sabrán que
tienes un balcón en el pedacito azul del cielo, desde el que podrás mirarlos y
estar en todos y cada uno de los acontecimientos en los que, no podrán verte,
pero sí sentir tu presencia, tan fuerte, que sentirán que estás con ellos.
Desde ese balcón alumbrarás su camino, siendo la más
brillante estrella.
Me quedo con el abrazo emocionado y agradecido que
con apenas fuerzas viniste a darme, tras leer este poema que sólo pretendía
hacerte saber lo mucho que te queremos en esta casa. Amigo, nunca te
olvidaremos.
Descansa en Paz, sin dolor, sin penas y sabiendo que
has dejado huella imborrable en esta tierra que no deja de llorar por ti…
Hasta siempre amigo de sonrisa eterna. Te queremos.
18-02-2025
QUERIDO AMIGO DE SONRISA ETERNA
Querido amigo de sonrisa eterna, no pierdes una batalla,
no, que nunca estuviste en guerra,
Te atrapó una enfermedad, que, sin cuartel ni cadenas,
te hizo sufrir como nadie… como nadie mereciera.
Eres muy valiente amigo, plantando cara a la fiera,
aun sabiendo, que el final llegaba: tenías certera la fecha.
Te hemos visto sonreír, amigo, sonrisa eterna,
hablando de tu enemigo, como si tu amigo fuera.
Le decías “aquí estoy, dispuesto pa cuando vengas,
pero este dolor tan atroz, llévatelo a otras trincheras”.
“Sé que me voy a morir”, dices con sonrisa eterna.
“Ya vi crecer a mis hijas, conocí, nietos y nietas.
Mi semilla quedó aquí, cual queda mi amor por ella:
la Rosa que, en mi jardín, hizo crecer la belleza”.
Eres el primero amigo, que recibes de mis manos,
una de estas cartas con cariño dedicadas,
para mandarte mi abrazo, para decirte mil gracias,
por haberte conocido, y presumir que he tenido,
un gran amigo en mi casa.
Pues sin pretenderlo, Pérez, nos dejas gran enseñanza,
aceptaste un destino traicionero, y sin perder la esperanza.
Algún día habrás de irte, nadie queda en esta tierra,
Ojalá que el ser humano, dejáramos como tú dejas,
tanto amor para las tuyos y en el alma, tuviéramos tu belleza.
Pasarás de ser efímero, a convertirte en la estrella,
que alumbrará su camino, y en tus amigos por siempre,
brillarás con luz perpetua… mi amigo, sonrisa eterna.
Con todo mi cariño:
Marisa Pérez