domingo, 18 de enero de 2009

TODOS LOS OJOS NO LLORAN EN EL MISMO DÍA

17-01-2009

Me han dicho que la conciencia dicta actos malos y buenos
aunque vaya muchas veces contrario a nuestros deseos.
Opino que no es conciencia, si no acto de cobardía
actuar como otros piensan contraviniendo en esencia
lo que por deseo harías, que un honor sin directrices
a lo contrario te obliga, y sigues leyes impuestas,
leyes que no están escritas: el qué dirán de la gente;
La mayor hipocresía.

Emplear diente por diente, tampoco es lo que yo haría
pero sí hago lo que quiero, lo que mi razón me indica
así respiro a diario, y así he educado a mis hijas.
Den mucho a quien lo merezca y ofrezcan su mano tendida
dejando a quien fuere injusto, que se lo cobre la vida.

Ellas alta su cabeza, sin poner la otra mejilla
pues que son leyes de iglesia; impuestas, que no cumplidas,
que a pocos he visto yo, que cumplan lo que predican.
Siendo al punto honestas, justas; es lo que digo a mis niñas
y olviden a quien les dañe, que el tiempo hará su justicia.
Que rencor no es adecuado y quiero conciencia limpia.

Aunque ocurrió muchas veces a lo largo de mi vida
pensando que eran amigos, creyendo que me querían
sólo recibí su espalda, cuando más falta me hacían.
Y aprendí a subir peldaños, viendo de frente a la vida
que se reía de mi lucha, y esquiva se me volvía
para darme como premio, aquello que por mi esfuerzo
más que me dio merecía.

Contra viento y tempestades, luché por lo que quería
gané una familia unida; el corazón de mis hijas
el amor de mi marido, que demuestra aunque no diga
y el cariño de mis yernos, que amor se volverá un día.

Me llena más que un halago, una palabra de aliento.
Y más que farsa y mentira, buena crítica a su tiempo
que a quien regala mi oído sin haber merecimiento,
no lo acepto aunque me calle, porque sé que está mintiendo.

Quiero ser sutil y justa, no dar nombres ni apellidos
aunque sea clara y directa, pero me guardo los datos
porque no haya reticencia. Todos sabéis quien ha sido
el que mi vida hizo alegre, o el que mi mano mordiera
con desprecio injustamente, cuando la tendí sincera.

No se den por aludidos a quien no le pedí cuenta
darse aquel que bien lo sabe, que escudriñe en su conciencia
que amigos que me han tenido, son muchos más en mi cuenta.
Por hoy quiero despedirme, aunque no llegué a mi meta
con amor a quien me quiso, que a quien pretendió dañarme
sólo guardo indiferencia.