Sabedora del gusto por estos ripios, envié a mi buen amigo Lolo -hermano por cariño- los cuentos de las dos "damas" y decidió unirse al grupo firmando como "Juglarín Extremeño".
Aquí lo que él escribió por primera vez y a continuación mi respuesta.
Salgan, por dios, señoras de sus escritos o de sus alcobas que no es de tamaño, tan ingrato, que dos bellas damas hablen con desdén y desparpajo.
Salgan al sol que brilla, ilumina y da vida. Y que por escribir, y que conste que yo escribo, y me gusta hacerlo, os quiero aunque a una tal H no se de su cara, ni de su alma, pero he escuchado su habla.
Permitirme, señoras, tan pobres palabras ciegas; solo saber quiero, si permitís tales hazañas, en metiéndome en medio de bellas damas.
No es el cuerpo feo, ni es bulto desastroso el jorobado, pues es un alma que vive, que sin forma, siente y padece- y bien que lo hace cuando la gente acomete-.
No es Góngora mejor ni peor que Lope, ni que su amadísimo enemigo, al que dicen Don Quevedo.
Que tiene de malo el “culteranismo”, o en su caso el “conceptualismo” de Quevedo, si de cultura o arte, permitirme señoras, todos estamos hechos.
Es el arte de la palabra, quien escribe o piensa hacerlo, el que traba y complica, como la tal tela de araña; pero es noble la intención de la palabra cuando lleva el alma en la mano y en la pluma. Mas os digo, damas de escritura fácil, que aprecio vuestras firmas y vuestras letras y escritos; sean como sean pues a mi hacen sentimiento; porque dos co…jines de seda, no es de recibo, en una cama de dos damas tan risueñas y alegres, y que por dios, que os lo digo, os reís del mismísimo Obispo.
Cuan disfruto, bellas mías, con las palabras y los libros, y cuan mejor me alegro que seáis -y no de cuentos de literatura- vosotras a quien yo admiro.
Y así, como ya os he dicho, os tengo en mi pluma… ¡por Dios que desatino! y ofreceros tan mala pluma como desperdicio de matadero, que con desparpajo, y permiso, me he atrevido.
Y solo me queda deciros, señoras, a vuestros pies me rindo.
Salgan al sol que brilla, ilumina y da vida. Y que por escribir, y que conste que yo escribo, y me gusta hacerlo, os quiero aunque a una tal H no se de su cara, ni de su alma, pero he escuchado su habla.
Permitirme, señoras, tan pobres palabras ciegas; solo saber quiero, si permitís tales hazañas, en metiéndome en medio de bellas damas.
No es el cuerpo feo, ni es bulto desastroso el jorobado, pues es un alma que vive, que sin forma, siente y padece- y bien que lo hace cuando la gente acomete-.
No es Góngora mejor ni peor que Lope, ni que su amadísimo enemigo, al que dicen Don Quevedo.
Que tiene de malo el “culteranismo”, o en su caso el “conceptualismo” de Quevedo, si de cultura o arte, permitirme señoras, todos estamos hechos.
Es el arte de la palabra, quien escribe o piensa hacerlo, el que traba y complica, como la tal tela de araña; pero es noble la intención de la palabra cuando lleva el alma en la mano y en la pluma. Mas os digo, damas de escritura fácil, que aprecio vuestras firmas y vuestras letras y escritos; sean como sean pues a mi hacen sentimiento; porque dos co…jines de seda, no es de recibo, en una cama de dos damas tan risueñas y alegres, y que por dios, que os lo digo, os reís del mismísimo Obispo.
Cuan disfruto, bellas mías, con las palabras y los libros, y cuan mejor me alegro que seáis -y no de cuentos de literatura- vosotras a quien yo admiro.
Y así, como ya os he dicho, os tengo en mi pluma… ¡por Dios que desatino! y ofreceros tan mala pluma como desperdicio de matadero, que con desparpajo, y permiso, me he atrevido.
Y solo me queda deciros, señoras, a vuestros pies me rindo.
Juglarín Extremeño
A lo que agradecida contesté:
No es osado ni atrevido, a fe, que no entrometido, quien después de haber leído aquello que yo le entrego, contestó con desparpajo, dos coj... ones y un carajo bellos y sabios escritos.
¿A quién no le ha da agradar que le tengan tan en cuenta, que le osen comparar con Góngora, Lope y Quevedo?
¿Qué vedo? que ven mis ojos tamaña desproporción, no hecha con mala intención, me consta que por cariño sea esa tu opinión.
Y por opinar sincero y afilar tu lapicero para dejarlo rodar por el papel con lisonjas, estas damas ¡¡que no monjas!! dan permiso a su merced, pa formar con vos un trío, y aunque suene a desvarío, aceptes la invitación.
No te rindas a los pies; que si huelen te desmayas, pero si vistiendo mayas de juglar con su jubón, que a estas damas pondrá locas, si a más de escribir las tocas... con bandurria una canción.
¿A quién no le ha da agradar que le tengan tan en cuenta, que le osen comparar con Góngora, Lope y Quevedo?
¿Qué vedo? que ven mis ojos tamaña desproporción, no hecha con mala intención, me consta que por cariño sea esa tu opinión.
Y por opinar sincero y afilar tu lapicero para dejarlo rodar por el papel con lisonjas, estas damas ¡¡que no monjas!! dan permiso a su merced, pa formar con vos un trío, y aunque suene a desvarío, aceptes la invitación.
No te rindas a los pies; que si huelen te desmayas, pero si vistiendo mayas de juglar con su jubón, que a estas damas pondrá locas, si a más de escribir las tocas... con bandurria una canción.
CONTINUARÁ CON LA RESPUESTA DE DAMA LACÓN-CHI
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