No tan locuaz carta tengo para vuestros encantos, lilas o negros.
¡Ay qué joderse!, el cura dice desde el altar a su servicio: ¡vaya dos “cucharonas” me ha tocado en gracia!
Mas yo bien digo y repito- sin eco-, que sus guisos son sabrosos y hasta me saben a higos.
Que ofuscamiento llevo casi todo el día, que puñetero trabajo con jefes y jefecillos, que no saben de nada, pero ¡cómo mandan los jodios!
A lo que iba, y os repito, señoras que es por no haberos escrito lo del tal ofusca…
Soy un canalla o un pirata bandido, que me gusta robar “sentimientos” y palabras o palabrillas, de mujeres tan graciosas o de quien quiera ser aturdido; pero os juro, por lo que más bien no os digo, que ese no es tanto el oficio. Ahora, en medio, de no se que lío, me he metido y acojonadito estoy o tengo frío.
Mis señoras, orondas y despeinadas… yo no he sido pues vos lo habéis endecido… siempre en líos os tengo, pero sois la “hostia”, la repera o vete a saber que he discurrido…
¡ya lo tengo!, sois unas “cabronas”, pero con amor os lo digo.
Afiladas hojas de cuchillo, maldiciones que llegan hasta los oídos.
Cumplidos, pedos, perfumes y por Dios ¡qué gracia! Que la “prada”, vaya bodrio, vaya carcasa e inflada masa. Os repito que me tenéis acojonadito, de ser nuevo en estas lindes y en estos escritos.
Finura y clase, desparpajo y gracia, y encima aunque insultéis con esmero escribís; y ¡cómo sabéis hacerlo! Y yo, “probe” de mi, en mi asiento –eso sí, sin olor fétido-, con estas chorradas quiero seguiros el cuento y nada tengo, pues si damas o hembras, hembras o damas hablan, yo tiemblo…o no me entero de nada (qué es bueno, que os lo digo).
Pero os digo señoras, tan preocupadas y organizadas, tan perfectas y ávidas, con el corazón – ¡que horterada!- que pásome con vos y su hermana unos ratos, ¡hasta divertidos, carajo! ¡Qué me hacéis reír!, y os agradezco tal ofrenda para tan poco séquito.
Y ahora os quisiera escribir como quiero, y no filtrado ni poseso, sino como me trajo la madre que me parió, desnudo y sin aliento:
“A un pajarillo que no canta, que triste se marcha y no habla; que mira y llora, que calla. A un pajarillo dormido que se despierta, y no come; que no cansado se adormece. A un pájaro violeta con las alas pegadas, con pico deforme. A un pájaro que sufre por su sencillez, por su hermosura. A un pajarillo encarcelado en una jaula de oro. A un pajarillo muerto, aunque su corazón late”.
“Juglarin extremeño”… a mas no llego…bueno que si… modesto que es el niño, de cuarenta y siete soles con sus noches. Seguir así, que yo sigo, aunque no se de que voy ni de que me he vestido.
Un abrazote y os espero donde siempre.
Juglarín Extremeño
¡Ay qué joderse!, el cura dice desde el altar a su servicio: ¡vaya dos “cucharonas” me ha tocado en gracia!
Mas yo bien digo y repito- sin eco-, que sus guisos son sabrosos y hasta me saben a higos.
Que ofuscamiento llevo casi todo el día, que puñetero trabajo con jefes y jefecillos, que no saben de nada, pero ¡cómo mandan los jodios!
A lo que iba, y os repito, señoras que es por no haberos escrito lo del tal ofusca…
Soy un canalla o un pirata bandido, que me gusta robar “sentimientos” y palabras o palabrillas, de mujeres tan graciosas o de quien quiera ser aturdido; pero os juro, por lo que más bien no os digo, que ese no es tanto el oficio. Ahora, en medio, de no se que lío, me he metido y acojonadito estoy o tengo frío.
Mis señoras, orondas y despeinadas… yo no he sido pues vos lo habéis endecido… siempre en líos os tengo, pero sois la “hostia”, la repera o vete a saber que he discurrido…
¡ya lo tengo!, sois unas “cabronas”, pero con amor os lo digo.
Afiladas hojas de cuchillo, maldiciones que llegan hasta los oídos.
Cumplidos, pedos, perfumes y por Dios ¡qué gracia! Que la “prada”, vaya bodrio, vaya carcasa e inflada masa. Os repito que me tenéis acojonadito, de ser nuevo en estas lindes y en estos escritos.
Finura y clase, desparpajo y gracia, y encima aunque insultéis con esmero escribís; y ¡cómo sabéis hacerlo! Y yo, “probe” de mi, en mi asiento –eso sí, sin olor fétido-, con estas chorradas quiero seguiros el cuento y nada tengo, pues si damas o hembras, hembras o damas hablan, yo tiemblo…o no me entero de nada (qué es bueno, que os lo digo).
Pero os digo señoras, tan preocupadas y organizadas, tan perfectas y ávidas, con el corazón – ¡que horterada!- que pásome con vos y su hermana unos ratos, ¡hasta divertidos, carajo! ¡Qué me hacéis reír!, y os agradezco tal ofrenda para tan poco séquito.
Y ahora os quisiera escribir como quiero, y no filtrado ni poseso, sino como me trajo la madre que me parió, desnudo y sin aliento:
“A un pajarillo que no canta, que triste se marcha y no habla; que mira y llora, que calla. A un pajarillo dormido que se despierta, y no come; que no cansado se adormece. A un pájaro violeta con las alas pegadas, con pico deforme. A un pájaro que sufre por su sencillez, por su hermosura. A un pajarillo encarcelado en una jaula de oro. A un pajarillo muerto, aunque su corazón late”.
“Juglarin extremeño”… a mas no llego…bueno que si… modesto que es el niño, de cuarenta y siete soles con sus noches. Seguir así, que yo sigo, aunque no se de que voy ni de que me he vestido.
Un abrazote y os espero donde siempre.
Juglarín Extremeño
A "Juglarín Extremeño", le salió un "contrincante" que leyendo estas chanzas, vio chance de escribir lo que a su pluma venía...
Pardiez¡¡ Cuán gracia y lisura llega ante mis ojos.
Entre brujas andaba sin duda alguna, más no había entendido yo que tendría que vérmelas con tan valiente y holgado galán pero presto, raudo y valiente me encono en el combate pues “nunca más honor pal sable que huntarse en sangre enemiga”.
Lo dicho digo y a ello me encomiendo con la gracia de nuestro señor y la gloria de los tercios de Flandes en los que formé parte como buen soldado, honrado y generoso.
Más digo cierto que no encontré en ningún momento tanta mierda por tierras holandesas, ni aún cuando andábamos con el agua al cuello por aquellas acequias inmundas y apestadas y vengo ahora a putrefarme de tan fétido olor en una triste tartana, guagua, diría yo; más no importa al vetusto caballero fajarse aunque sea entre asientos malolientes, que igual da el nombre o el lugar si hay que batirse por tan honradas damas.
Dame lo mismo en la llanura pucelana que en tierra de cerdos o aquí mismo en mi tierra, bien nombrada por el ilustre poeta como frutalmente propagada.
Ahhh¡¡¡ llegó hasta mí el olor en instante preciso y no pude apartarlo de mis ojos, más sabido es que:
“En este mundo de mierda
sin cagar nadie se escapa
caga el cura y el alcalde
caga el obispo y el papa
y yo me puse a cagar
y cagué una sierra e mierda
a eso se llama cagar
y no a los monos de mierda
que se ponen a cagar
y no cagan una mierda”.
Enterados pues…queden con Dios vuesas mercedes.
El trovador laaa
¡¡Vaya si continuará!!...
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