Aquí te vengo a contar
un hecho real y humano
que ocurrió en campo de tiro
a un prestigioso soldado.
Afirma quien me informó,
que el suceso es verdadero
y aquel disparo lo erró
teniendo la culpa el aire
de un sitito mas bien feo.
El nombre no lo diré,
pues no quiero delatarlo
lo cierto es que fue verdad,
la importancia no es nombrarlo.
Es tirador afamado,
alto guapo y con buen tino
que participó orgulloso
sabiéndose ganador
en un concurso de tiro.
Iba el primero en los puestos
acumulando dianas
y de pronto su barriga
le avisa que tiene ganas.
Para aliviar su infortunio
se dirige al escusado
lo abandona con premura,
aun sin sentirse aliviado
ha de regresar con prisa
para seguir disparando;
que el concurso no termina
y aun es posible ganarlo.
Ya se prepara y apunta
derechito a la diana
y su barriga le explica
que se quedó con más ganas.
El ojo al punto de mira;
sujeta el fusil y ¡¡zaca!!
sale el proyectil zumbando…
también por la retaguardia
y hace que el tino no atine,
que no diera en la diana
pues disparó al mismo tiempo,
con el gatillo en la cara
y la munición trasera,
que el arma tenía cargada.
Disparó aire comprimido,
y el estruendo repentino
hizo que el pulso temblara
que la metralla de fuego
en el centro no acertara
y atinó la metralleta
en disparar varias ráfagas.
Así el muchacho aguerrido
perdió el concurso de tiro
y este chico tan apuesto
aprendió a no competir
en días de mucho viento.
Él sólo apretó el gatillo
y apuntó con mucho acierto
porque apretar es sencillo:
cargar el arma con tiento
y el proyectil se dispara
una bala y… ¡¡Ni te cuento!!
derechito a la diana
y su barriga le explica
que se quedó con más ganas.
El ojo al punto de mira;
sujeta el fusil y ¡¡zaca!!
sale el proyectil zumbando…
también por la retaguardia
y hace que el tino no atine,
que no diera en la diana
pues disparó al mismo tiempo,
con el gatillo en la cara
y la munición trasera,
que el arma tenía cargada.
Disparó aire comprimido,
y el estruendo repentino
hizo que el pulso temblara
que la metralla de fuego
en el centro no acertara
y atinó la metralleta
en disparar varias ráfagas.
Así el muchacho aguerrido
perdió el concurso de tiro
y este chico tan apuesto
aprendió a no competir
en días de mucho viento.
Él sólo apretó el gatillo
y apuntó con mucho acierto
porque apretar es sencillo:
cargar el arma con tiento
y el proyectil se dispara
una bala y… ¡¡Ni te cuento!!
3 comentarios:
Hola marisa mucho gusto me ha encantado tú blog..lindas poesías..felicidadesss...
aqui le dejo mi blog dónde también tengo poemas espero que le guste..
un cordial saludo
amigabet
http://amigabet2009.blogspot.com/
Bienvenida Amigabet. Gracias por tu visita, pasaré a visitarte.
Un saludo.
Marisa
Gracias por el resivimiento:D.. Marisa..mucho gusto:D
espero que le haya gustado el blog..
un saludo..
con cariño:D
bet
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