Confiabas en mí, en mis posibilidades de escribirlo bien y me pediste un soneto. Jamás había escrito ninguno. El título lo dice claro.
Cuando lo leíste, te gustó: vi en tu cara esa sonrisa.
22‑08‑1997
PRIMER SONETO
Nunca supe escribir lo que me pides,
más lo intentaré por prometido,
pues era tu deseo tan querido,
que me intento inspirar por ver qué dices.
Ahora espero que sean de tu agrado,
poder ver en tu cara una sonrisa,
no quiero que por malos causen risa,
los versos que mi pluma ha desgranado.
Quizás no hablen de amor ni de alegrías,
aunque no dirán nada que te hiera;
ni serán frases burdas ni vacías,
palabras sin amor ni poesía,
que al leerlas al pronto pareciera,
que el más malo escribiente lo escribía.
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