viernes, 18 de junio de 2010

SUEÑO

11-6-2010


Dedicado a todos los hombres buenos, que demuestran cada día amor a sus mujeres pero son incapaces de decírselo en voz alta.

A los hombres buenos casados con mujeres románticas que les adoran.

A los viudos que se arrepienten de no haber sido más cariñosos cuando no hay remedio; cuando es demasiado tarde, porque a ellas ya no les sirve de nada.

Y para los hombres y mujeres que se identifiquen con esta historia.

Te he visto llorar por mí, vestía blanca mortaja
encerrada en una caja, había dejado este mundo
y me alejaba de ti.

No me importaba la pena, ni el desamor, ni el deseo,
ni las noches sin tus brazos, sin tu risa, sin tus besos;
te vi solo ante mi cuerpo llorando con desconsuelo.

No pensabas en el cielo, ni que mi vida acabó
llorabas porque no estaba aquella que te cuidó
que cocinó tu comida la que tu casa limpió
la que calentó tu cama y tus penas escuchó.

Quien soportó tus errores dándote su bendición;
lágrimas por verte solo y no por perder mi amor.
Llorabas arrepentido por no prestarme atención
por no decirme un te quiero aunque lo pidiera yo,
y por pensar que mi meta fue siempre llevar razón.

Y recordé sin rencores cuando calenté tu cama
y pasabas por mi lado como si fuera una extraña
cómodo y acostumbrado siempre a dejarte querer
y yo a esperar tu mirada o una sonrisa tal vez.

Viví la vida a tu lado tranquila y enamorada
feliz porque eres buen hombre, un buen amante en la cama
discreto callado y parco; yo tu mujer abnegada.
Te reservabas caricias y hasta me decías pesada
cuando te pedía un abrazo, un beso o una mirada.

A mi “Te quiero” escuché, en vez de “Tú eres mi vida”
un cansino “yo también”, y aunque parezca mentira
yo nunca me acostumbré, a no escuchar sin rogarlo
lo que oye cualquier mujer.

Pero te seguía queriendo, aunque nada me importara
temblando y loca en deseo, por acariciar tu cara;
decirte otra vez te quiero, y enjugar mi amor, tus lágrimas.

Lágrimas de desconsuelo al ver vacía nuestra casa
y te diste cuenta el día que no me sirvió de nada.
Porque ya nada  importaba; ni tu pena o tu dolor…
desperté y tú a mi lado dormías como un lirón.

El sueño fue sólo mío, y para nada sirvió
ver que me echabas de menos, haciendo una reflexión
el sueño debió ser tuyo, para aprender la lección
y ahora que estás a tiempo, darle fácil solución.


2 comentarios:

Conchi dijo...

Sueños de mujer buena, de esposa enamorada, que ve pasar la vida, y como la pasión se engasta, en predecibles noches a oscuras, con un desierto por cama, sin el calor de una palabra sin la emoción de un “te quiero” sin luz de una mirada.
Es el amor, vía de doble marcha, un edén, una estación, una hoguera de sutil llama, donde circulan los tequiero, donde arde la pasión, albergue en que reposa el alma, siempre tierna flor que ha regarse cada mañana, mas, el tiempo o la acomodaticia avenencia, son dogal que disipa los sueños, y hace olvidar que sin riego se agostan las plantas
Ojala estos versos, gritados apenas despierta el alba, lleven, cual paloma mensajera el recado a quien corresponda.

¡¡¡¡PRECIOSO MARISA!!!!

Por cierto, será NIÑAAAAAA

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Si no me escucha en prosa de viva voz, ¿Tú crees que lo escuchará en unos versos que nunca lee?

La vida sería demasiado regalo para mi, si además él fuera un poquito romántico y detallista. Seguiré conformándome con lo que tengo ¡¡que es mucho!! Aunque lo que pido no cueste apenas nada.

Enhorabuena por tus logros versisticos y por tu nieta. Alvaro estará feliz con su hermanita que llegará mas o menos cuando nuestra Lucía ¿no?

Besos H

Marisa