15‑7‑97
Con ilusión nueve meses preparando sus llegadas;
temor, angustia, alegría; impaciencia, emoción... ganas.
Un mundo de sensaciones, de mucho amor, de esperanza.
La dulce espera tan lenta, volando mil años tarda.
Ya sueñas con su sonrisa, con sus manos, con su cara
y le cuentas en silencio que aunque no le ves, ya le amas.
Y le preparas la cuna, su chupete, la ropita;
perfumas mucho ese cuarto que espera ya su llegada.
Llega el ansiado momento; miedo, dolor, esperanza.
Sin apenas darte cuenta, vuelves con ella a la casa.
Al contemplar a tu niña, ¡la más bonita y más sana!
le das gracias a la vida, que te regaló su alma.
Noches en vela observando su sueño tranquilo, quieto
y de día protegiendo su caminar torpe y lento.
Miras como va creciendo, el tiempo pasó veloz
llega otro retoño nuevo; ella es la hermana mayor.
Vuelve a ocuparse la cuna sigues igual de feliz
vas formando una familia; no crees que te pase a ti.
Y de pronto te das cuenta que ocupada en sus cuidados
se marchó tu propia vida, quizás los mejores años.
Tienes tres muchachitas o muchachitos si es caso,
que van volando del nido; caminan sus propios pasos.
No caben los reproches, tampoco pretendes darlos
si te dan amor inmenso ¡como puedes reprocharlo.
Sólo es una reflexión, otro sentimiento nuevo,
que de repente tus niñas han crecido y no hay relevo.
Porque el tiempo pasó raudo, veloz se pasó la vida
y sabes que para siempre, quedó la cuna vacía.
Esta poesía pertenece a mi libro "Ramillete",
cuya segunda edición se publicó en Agosto de 2007
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