Salió ayer en “Rojo y negro”,
el programa que cerró hasta que pase el verano,
un señor con mucha gracia y salero gaditano
hablando de su infortunio, que tuvo muy bien ganado,
por calentar cama ajena, a una clienta tan buena
que se ofreció como pago, aunque más parecía cuento,
o película de risa lo que allí estaba contando.
Para que a otro no le pase, lo que me ha ocurrido a mi
aquí vengo con mi esposa; que perdonó mi escarceo
pues aunque ni soy muy guapo, tampoco seré tan feo
cuando la clienta fogosa, se pasó de generosa
encargó barra de pan, que llevé en la furgoneta,
me cogió de la bragueta, fue rauda en desembragar
y luego dijo a la poli que la quise violar.
Reparto el pan cada día, voy siempre en la misma ruta
y esta mujer mas bien puta, me ofreció un horno caliente,
pecando yo de inocente, y que se puso muy bruta,
entre sus piernas jugosas metí mi barra de pan,
dejando a mi santa esposa con más cuernos que un Bantha.
Mi mujer me ha perdonado, y aunque salí bien parado
con perdón de la justicia, quiero redimir mi pifia
y advertir a un tonto incauto, que pudiera tropezar
con clientas casquivanas, que te sacian bien las ganas
y te pueden arruinar.
El presentador reía lo inaudito del relato
todos pasamos buen rato escuchando al calentón,
y su esposa bien risueña, contó el mal trago de antaño
pues tuvo a bien perdonarlo y olvidar la vil traición
del marido que reparte y se cobra luego en carne
el pan que el mismo amasó.
el programa que cerró hasta que pase el verano,
un señor con mucha gracia y salero gaditano
hablando de su infortunio, que tuvo muy bien ganado,
por calentar cama ajena, a una clienta tan buena
que se ofreció como pago, aunque más parecía cuento,
o película de risa lo que allí estaba contando.
Para que a otro no le pase, lo que me ha ocurrido a mi
aquí vengo con mi esposa; que perdonó mi escarceo
pues aunque ni soy muy guapo, tampoco seré tan feo
cuando la clienta fogosa, se pasó de generosa
encargó barra de pan, que llevé en la furgoneta,
me cogió de la bragueta, fue rauda en desembragar
y luego dijo a la poli que la quise violar.
Reparto el pan cada día, voy siempre en la misma ruta
y esta mujer mas bien puta, me ofreció un horno caliente,
pecando yo de inocente, y que se puso muy bruta,
entre sus piernas jugosas metí mi barra de pan,
dejando a mi santa esposa con más cuernos que un Bantha.
Mi mujer me ha perdonado, y aunque salí bien parado
con perdón de la justicia, quiero redimir mi pifia
y advertir a un tonto incauto, que pudiera tropezar
con clientas casquivanas, que te sacian bien las ganas
y te pueden arruinar.
El presentador reía lo inaudito del relato
todos pasamos buen rato escuchando al calentón,
y su esposa bien risueña, contó el mal trago de antaño
pues tuvo a bien perdonarlo y olvidar la vil traición
del marido que reparte y se cobra luego en carne
el pan que el mismo amasó.