Qué te pasó buena amiga que estás desaparecida hace demasiado tiempo. Que me he gastado un pastón en clinex para llorarte y también para buscarte he llamado a Lobatón.
Miro y miro en mi correo y todavía no me creo que hayas dejado de enviar, rimas, prosas y esas cartas, con sabor a fritos y ajos, mandándome pal carajo por mi afilada ironía.
Hoy me siento tan vacía, que me noto adelgazada, esperando aquí sentada tus respuestas concomidas, que hasta las gafas partidas, tengo de aguantar mi llanto, porque yo te quiero tanto, que espero con desespero y hasta me estoy flagelando pensando si soy culpable; si alguna cosa te he dicho que haya causado tu enojo.
Si es así, ya me recojo y no vuelvo a abrir el pico, pues mi carga de borrico es pesada y puedo poco, pero desde aquí te digo, que me paso al enemigo, porque mi pluma y mi arrojo siempre van a ser los mismos.
La Dama de las letras ... de Cambio