1-7-2009
A un autobús de mañana, subí para hacer gestiones
tranquila porque llevaba, en mano el bono transporte.
Cual no sería mi sorpresa, y mi disgusto imponente
cuando leo en mi tarjeta, que no hay saldo suficiente.
Con extrañeza y con brío, busco ávida en la cartera
y compruebo que tampoco hay suficientes monedas.
Sólo tengo dos billetes de veinte euros disponibles
y me informa el conductor, que cobrar no le es posible.
Me obliga a pedir favor que algún amable viajero
cambie el billete en mi mano, por suelto en su monedero.
Yo procedo con gran corte y el billete mencionado
a pedir discretamente favor si alguien tiene cambio.
Todos miran a otro lado, sin siquiera contestar
dando a entender claramente, nula intención de ayudar.
Luego miraban ansiosos, para ver si el conductor
me lanzaba calle a fuera, del vehículo a motor.
Pero ahí un señor amable, se acercó con su tarjeta
y al ponerla en la ranura, dejó saldada mi cuenta.
Así fue que al conductor, pareció no hacerle gracia
el gesto del buen señor, y dijo malencarado
si me había preguntado donde iba a apearme yo
si mi tiempo terminaba y subía el revisor,
no tendría comprobante del pago del buen señor.
Desde aquí quiero apuntar a este conductor malage
que cumplió con su deber con mal gesto y osadía
decir que mi pago estaba cumplido en aquel viaje
caso que se presentase, el revisor aquel día.
Gracias mil al buen señor que me sacó del apuro
confirmando que aun circula buena gente por el mundo.
Quizás no vuelva a cruzarse el buen hombre en mi camino
nunca podré reintegrarle, importe y gesto descrito
quiero destacar su hazaña, y por dar gracias lo publico
se que no volveré a verle, por eso escribo este ripio.