Ingresado para implantarle un Marcapasos- Julio 1989 |
En el día de la poesía publicaré ésta que dediqué a mi padre en
1989, cuando él tenía 60 años (hoy tengo 62).
Cuando se la escribí, la oculté hasta ahora. Nunca hubiera
querido que él supiera mi pena al verlo tan débil.
Mi padre atravesaba por muy malos momentos de salud. Estaba
frágil. Además del cáncer de garganta que truncó su preciosa voz a los 48 años,
en 1989 su corazón comenzó a fallar y con él, las fuerzas de mi adorado padre.
Él había sido el más fuerte, el más guapo y el mejor del mundo. Ver su
decadencia, verlo tan frágil, me horrorizaba porque pensaba que ya se me iba.
Aún lo tuve 22 años a mi lado.
Te quiero mi estrella. Te quiero Sebito de mi alma. Te echo de
menos cada día.
18‑08‑1989
IMPOTENTE Y DESESPERADA
¡Qué
triste sonrisa veo! Y qué triste estoy por ti
Siento
mi alma dolorida cuando te contemplo así.
Se
te fue la juventud, tu vida ya se
agarrota
Las
fuerzas no te acompañan, se adivina tu derrota.
Aquella
mata de pelo negro
Que
tantas veces tuve en mi mano
Se
fue trocando poquito a poco,
Ya
vas perdiendo hasta el pelo cano.
Te
veo y lloro calladamente,
No
me resigno a mirarte así
Te
me vas yendo poquito a poco,
Padre,
no quiero vivir sin ti.
No
sé expresarme como quisiera
No
quiero que leas mis pensamientos
Que
nunca sepas que tu pequeña
Sufre
por verte ya envejeciendo.
Siempre
has sabido cómo te adoro
Ni
te imaginas lo que te quiero
Y
al verte frágil como el cristal
No
sabes cuánto me desespero.
Perdona
padre si pienso así
Me
asusta verte tan delicado
Y
aunque no puedo darte mi vida
Quiero
tenerte siempre a mi lado.