jueves, 21 de marzo de 2019

IMPOTENTE Y DESESPERADA

Ingresado para implantarle un Marcapasos- Julio 1989

En el día de la poesía publicaré ésta que dediqué a mi padre en 1989, cuando él tenía 60 años (hoy tengo 62).
Cuando se la escribí, la oculté hasta ahora. Nunca hubiera querido que él supiera mi pena al verlo tan débil.
Mi padre atravesaba por muy malos momentos de salud. Estaba frágil. Además del cáncer de garganta que truncó su preciosa voz a los 48 años, en 1989 su corazón comenzó a fallar y con él, las fuerzas de mi adorado padre. Él había sido el más fuerte, el más guapo y el mejor del mundo. Ver su decadencia, verlo tan frágil, me horrorizaba porque pensaba que ya se me iba. Aún lo tuve 22 años a mi lado.

Te quiero mi estrella. Te quiero Sebito de mi alma. Te echo de menos cada día.

18‑08‑1989
IMPOTENTE Y DESESPERADA

¡Qué triste sonrisa veo! Y qué triste estoy por ti
Siento mi alma dolorida cuando te contemplo así.

Se te fue la juventud,  tu vida ya se agarrota
Las fuerzas no te acompañan, se adivina tu derrota.

Aquella mata de pelo negro
Que tantas veces tuve en mi mano
Se fue trocando poquito a poco,
Ya vas perdiendo hasta el pelo cano.

Te veo y lloro calladamente,
No me resigno a mirarte así
Te me vas yendo poquito a poco,
Padre, no quiero vivir sin ti.

No sé expresarme como quisiera
No quiero que leas mis pensamientos
Que nunca sepas que tu pequeña
Sufre por verte ya envejeciendo.

Siempre has sabido cómo te adoro
Ni te imaginas lo que te quiero
Y al verte frágil como el cristal
No sabes cuánto me desespero.

Perdona padre si pienso así
Me asusta verte tan delicado
Y aunque no puedo darte mi vida
Quiero tenerte siempre a mi lado.