sábado, 10 de noviembre de 2018

ME DICEN QUE SOY UN LOCO


22-09-2018
ME DICEN QUE SOY UN LOCO

¿Cómo he podido creer, en un Dios que no conozco,
Si los que dicen creer, me juzgan que soy un loco?

Creo en mi Dios, mi tesoro, en aquel que me enseñó
Que caminar por la vida hay que hacerlo con decoro,
Con honestidad, talante, despreciando a cada instante
Todo lo que te haga daño, todo aquello que es estorbo.

Me enseñó que la cabeza hay que llevarla bien alta
La sonrisa siempre abierta. 
A respetar con templanza  a todo el que te respeta
Y a quien te vuelva la cara, pagar con igual moneda.
No poner la otra mejilla, si te partieron la puesta.

Me enseñó que a la mentira, jamás le abriera mi puerta,
Que la risa es un tesoro, tesoro que no está en venta.
Que la envidia es el peor cáncer, no tiene cura, es perpetua.
Que la salud no se compra, que la amistad no está en venta
Que el amor se da en regalo y amor esperas de vuelta.
Que el odio engendra más odio, y hay que llevar por bandera,
El orgullo y el respeto por la tierra en que nacieras,
Sin importar que no alcances, ser profeta en esa tierra,
Que por más  méritos hagas, otro sin mérito alguno
Los laureles se los lleva.

Me enseñó a no mendigar, cariño, a aquellos que te lo niegan
Ni a pedir explicaciones a quien te injuria sin tregua,
A ignorar a quien te ofende para ocultar sus ofensas
A defender lo que opinas, aunque a otros les escueza
A escuchar sabios consejos de quien tiene gran sapiencia
A agradecer siempre las críticas, aunque lo sean adversas.
A no entrar en critiqueos, de quien lo hace sin certezas.
La crítica ayuda a ensalzarte, y criticar es ofensa.
Y quien habla mal sin freno, sin medir las consecuencias
Son  gentes sin corazón y con muy poca cabeza.

Me educó sin ser letrado, con mano dura y muy tierna
Enseñándome a diario lo que en su vida aprendiera.
A reírme de mi mismo para que otros no lo hicieran.
A sonreír en la cara de quien no tiene vergüenza.
A perdonar sus desprecios, porque más perdieron ellas.


Su amor se quedó conmigo, sigo sintiendo su esencia.
Sueño que vuelve a mi lado, me abraza fuerte y me deja
Con sus palabras tan sabias impresas en luna llena
Después se va envuelto en bruma 
Dejando en mi corazón lo que siempre me aconseja.

Que sea feliz con mis cosas, con mis gentes, con mi estrella.
Y me sigue aconsejando, ya esté dormida o despierta:
Jamás vayas a mentir demostrando tu inocencia
Pues no podrán demostrar que es verdad lo que ellos cuentan.

Me enseñó a amar a ese Dios, del trabajo y la paciencia
No servir al mandamás, perdiendo la identidad
Que me hará vivir a ciegas.

No escuchar a quien predica: a esos que exigen pobreza
Para entrar en reino eterno, mientras ellos a su costa,
Viven opíparamente atesorando riquezas,
Habiendo niños que mueren en una extrema indigencia.

Esos mismos que en el nombre, de ese Dios que no respetan
Piden limosna al beato, que pretende mientras reza,
Sanar su cuerpo y espíritu, con unas pocas monedas,
Y después usan el látigo de su mano y de su lengua,
O aun peor, si bajo el hábito, esconden sucias ofensas.

Mancillan niños sin culpa, robándoles la inocencia.
Estos consejos me da, mi Dios, mi padre, mi estrella
Que vivió siendo un gran hombre sin pisar nunca una iglesia.
Si esto es de mala persona, que venga Dios y lo vea.

Tu Dios, mi Dios, ¡¡Quien me saca de este embrollo!!
Pues viendo tanta crueldad, dios mío, yo no estoy loco
Me he dado cuenta en verdad, que los locos son los otros.

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