22-09-2018
ME DICEN
QUE SOY UN LOCO
¿Cómo he
podido creer, en un Dios que no conozco,
Si los que
dicen creer, me juzgan que soy un loco?
Creo en mi
Dios, mi tesoro, en aquel que me enseñó
Que
caminar por la vida hay que hacerlo con decoro,
Con
honestidad, talante, despreciando a cada instante
Todo lo
que te haga daño, todo aquello que es estorbo.
Me enseñó
que la cabeza hay que llevarla bien alta
La sonrisa
siempre abierta.
A respetar
con templanza a todo el que te respeta
Y a quien
te vuelva la cara, pagar con igual moneda.
No poner
la otra mejilla, si te partieron la puesta.
Me enseñó
que a la mentira, jamás le abriera mi puerta,
Que la
risa es un tesoro, tesoro que no está en venta.
Que la
envidia es el peor cáncer, no tiene cura, es perpetua.
Que la
salud no se compra, que la amistad no está en venta
Que el
amor se da en regalo y amor esperas de vuelta.
Que el
odio engendra más odio, y hay que llevar por bandera,
El orgullo
y el respeto por la tierra en que nacieras,
Sin
importar que no alcances, ser profeta en esa tierra,
Que por
más méritos hagas, otro sin mérito
alguno
Los
laureles se los lleva.
Me enseñó
a no mendigar, cariño, a aquellos que te lo niegan
Ni a pedir
explicaciones a quien te injuria sin tregua,
A ignorar
a quien te ofende para ocultar sus ofensas
A defender
lo que opinas, aunque a otros les escueza
A escuchar
sabios consejos de quien tiene gran sapiencia
A agradecer
siempre las críticas, aunque lo sean adversas.
A no
entrar en critiqueos, de quien lo hace sin certezas.
La crítica
ayuda a ensalzarte, y criticar es ofensa.
Y quien
habla mal sin freno, sin medir las consecuencias
Son gentes sin corazón y con muy poca cabeza.
Me educó
sin ser letrado, con mano dura y muy tierna
Enseñándome
a diario lo que en su vida aprendiera.
A reírme
de mi mismo para que otros no lo hicieran.
A sonreír
en la cara de quien no tiene vergüenza.
A perdonar
sus desprecios, porque más perdieron ellas.
Su amor se
quedó conmigo, sigo sintiendo su esencia.
Sueño que
vuelve a mi lado, me abraza fuerte y me deja
Con sus
palabras tan sabias impresas en luna llena
Después se
va envuelto en bruma
Dejando en
mi corazón lo que siempre me aconseja.
Que sea
feliz con mis cosas, con mis gentes, con mi estrella.
Y me sigue
aconsejando, ya esté dormida o despierta:
Jamás
vayas a mentir demostrando tu inocencia
Pues no
podrán demostrar que es verdad lo que ellos cuentan.
Me enseñó
a amar a ese Dios, del trabajo y la paciencia
No servir
al mandamás, perdiendo la identidad
Que me
hará vivir a ciegas.
No
escuchar a quien predica: a esos que exigen pobreza
Para
entrar en reino eterno, mientras ellos a su costa,
Viven opíparamente
atesorando riquezas,
Habiendo
niños que mueren en una extrema indigencia.
Esos
mismos que en el nombre, de ese Dios que no respetan
Piden
limosna al beato, que pretende mientras reza,
Sanar su
cuerpo y espíritu, con unas pocas monedas,
Y después
usan el látigo de su mano y de su lengua,
O aun
peor, si bajo el hábito, esconden sucias ofensas.
Mancillan
niños sin culpa, robándoles la inocencia.
Estos
consejos me da, mi Dios, mi padre, mi estrella
Que vivió
siendo un gran hombre sin pisar nunca una iglesia.
Si esto es
de mala persona, que venga Dios y lo vea.
Tu Dios,
mi Dios, ¡¡Quien me saca de este embrollo!!
Pues viendo
tanta crueldad, dios mío, yo no estoy loco
Me he
dado cuenta en verdad, que los locos son los otros.
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