Por mí pasaron los años y se
quedaron los kilos,
Los achaques, los recuerdos,
las canas, y lo aprendido.
Guardo en amor y en amado,
mucho dado y recibido;
Amistades eclipsadas,
conocidos, muchos y buenos amigos.
Deseché la hipocresía,
maldije a mis enemigos
Y supe esperar serena a que
cayeran los mitos
Que caer cayeron todos,
nunca fue eterno su desatino.
No mostré ni mostraré la
otra mejilla humillando;
No soy altiva, ni necia;
ciega, sorda nunca he sido;
Más no soporto el pillaje,
ni el pellejo, ni el sucismo
Con que actúan impunemente
lacios, memos y proscritos.
No es mi venganza: es
justicia la que espero y necesito;
La que vi llegar mil veces,
cuando el tiempo está en su sitio;
Cuando se cumplió con creces
lo que nunca estuvo escrito
Y es placentero saberlo, es
de justicia sentirlo:
Saber que quien hace daño
recibe su merecido.
Que para no merecer maldad
sobre mí: resisto.
Soporto empellones duros,
aguanto, callo
Y con paciencia musito;
hasta ver caer caretas
Ver derretir los caminos en los
que se tambalean,
las pisadas de quien me hace
su enemigo
cuando pretendí tan sólo
llenar mi vida de amigos;
de dulzura, de nobleza, de
risas, de esperanza, de cariño.
Y me inventé una coraza para
esos “mis enemigos”
Mostrando áspera dicencia,
enseñando sin mesura
Otra cara, otro respingo.
Sólo quien bien me conoce,
me quiere y yo necesito.
Y me quiere quien me lee,
quien me escucha
Quien llora y ríe conmigo.
Los otros son paja yerma que
patalea el pollino;
Camino de asno tan sólo,
quien me injuria con cinismo
Y pues que no soy perfecta,
siendo humana en mi humanismo
Cometo fallos brutales que
reconozco y admito
Y pido perdón si es caso, o
el caso fuera preciso
Pero no asumo ni quiero
cuando me cuelgan sin juicio
Maldades no cometidas; es
por ello que así insisto:
Soy humana y mi humanismo,
me hace como tú: imperfecta
Y la lealtad que exijo, seré
siempre la primera en cumplir,
Para poder exigirlo.
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